Tecleas unas palabras en el buscador. Son las mismas de ayer. La página ya ha sido vista 2 veces. Ahora son 3 veces. 3 veces buscando lo mismo. Regresando a lo mismo. ¿Por qué? Ves las demás opciones y no piensas en tomarlas ahora. Para después- te dices a ti mism@. Procrastinar un poco es más fácil. Aquí te sientes bien. No hay lapso de tiempo para cuestionar.
Ahora, estas a salvo de lo desconocido y de las horas que te quedan para librarte del peso. La ruleta sigue girando. ¿Qué toca hoy? Las cosas en su lugar. Vamos nuevamente. Empezamos. Te detienes en la luz verde. Mejor no. ¿Para qué esperar? Todos avanzan en rojo. Sí, todos. Así será. No cuestionas. No hay tiempo para detenerse. Conversas con los compañeros sobre lo rápido que pasan las horas. Matas el tiempo. Usas el tiempo en base a las decisiones de otra persona. Sientes el compromiso y te relajas por un par de horas como paliativo a la emancipación que grita en el fondo de tu cerebro. Te felicitan por tu labor. Vas en picada. Hay un camino que se recorre con el paso de los días. La mirada fija hacia las huellas de alguien más. ¿Quién es ese alguien? - te preguntas. Te tocan el hombro y sales a tomar algo. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Solo los viernes son los días en los que soy feliz? - te sigues preguntando. Qué haces ahí, no seas aburrid@. Ven. Bailas, conversas, ríes, todo es normal. Pasa algo. Pasa todo. Te despides. Quedas para otro día. Más tarde sigues rodando la película, esta vez desde aquí paralizad@ en el suelo, como si fuera la escena de un crimen. Con un argumento que se atora en medio de la sala. Revisas el material para darle un sentido. Las escenas se desprenden como un rompecabezas y caen unas tras otras mientras se auto-destruyen cuando tocan el suelo. En medio del panorama te congojas y vuelves a ser como niñ@. Aullan los recuerdos y sale un garabato de la nada. Anudas las piezas sollozando y buscando la forma de reconstruir la idea original. Se abre una vorágine en medio de la habitación y todo se va succionando. La sensación de pérdida es irrefrenable y se convierte en familiar. Se puede engañar a la mente. Fiat Lux con un chasquido. Un sacudón de punta a punta. Una ducha lo arregla todo. El cuerpo vive. El alimento no solo es para el cuerpo. Se reafirma el punto cardinal.
*Post inspirado en la canción Dry Iced de Mark Lanegan.
Ahora, estas a salvo de lo desconocido y de las horas que te quedan para librarte del peso. La ruleta sigue girando. ¿Qué toca hoy? Las cosas en su lugar. Vamos nuevamente. Empezamos. Te detienes en la luz verde. Mejor no. ¿Para qué esperar? Todos avanzan en rojo. Sí, todos. Así será. No cuestionas. No hay tiempo para detenerse. Conversas con los compañeros sobre lo rápido que pasan las horas. Matas el tiempo. Usas el tiempo en base a las decisiones de otra persona. Sientes el compromiso y te relajas por un par de horas como paliativo a la emancipación que grita en el fondo de tu cerebro. Te felicitan por tu labor. Vas en picada. Hay un camino que se recorre con el paso de los días. La mirada fija hacia las huellas de alguien más. ¿Quién es ese alguien? - te preguntas. Te tocan el hombro y sales a tomar algo. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Solo los viernes son los días en los que soy feliz? - te sigues preguntando. Qué haces ahí, no seas aburrid@. Ven. Bailas, conversas, ríes, todo es normal. Pasa algo. Pasa todo. Te despides. Quedas para otro día. Más tarde sigues rodando la película, esta vez desde aquí paralizad@ en el suelo, como si fuera la escena de un crimen. Con un argumento que se atora en medio de la sala. Revisas el material para darle un sentido. Las escenas se desprenden como un rompecabezas y caen unas tras otras mientras se auto-destruyen cuando tocan el suelo. En medio del panorama te congojas y vuelves a ser como niñ@. Aullan los recuerdos y sale un garabato de la nada. Anudas las piezas sollozando y buscando la forma de reconstruir la idea original. Se abre una vorágine en medio de la habitación y todo se va succionando. La sensación de pérdida es irrefrenable y se convierte en familiar. Se puede engañar a la mente. Fiat Lux con un chasquido. Un sacudón de punta a punta. Una ducha lo arregla todo. El cuerpo vive. El alimento no solo es para el cuerpo. Se reafirma el punto cardinal.
*Post inspirado en la canción Dry Iced de Mark Lanegan.
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Días de Abecedario es una dinámica creativa propuesta por la autora de Caminomundos. Con esto se busca estimular el proceso creativo, salir de los atascos sin poner juicios al resultado. Es una forma de prestar atención a los detalles y a todas las cosas que nos rodean. Se revuelven recuerdos, se usa la imaginación, se cuenta la vida de forma especial. También es un ejercicio de autoconocimiento y de encontrar una propia forma de decir las cosas.