Entrada Temática #9: Registrar sonidos cotidianos.

Este post forma parte del proyecto 30 Entradas Temáticas. Para saber de qué se trata y revisar los otros posts, te invito a pasar por aquí.

De acuerdo a Pauline Oliveros, escuchar es diferente a oír. Mientras que el segundo tiene que ver con un significado físico en cuanto posibilita la percepción, el primero es prestar atención a lo que es percibido tanto acústica como psicológicamente. Escuchar es un proceso activo que comienza con la transmisión de las ondas sonoras mediante el oído al cerebro. Con el tiempo aprendemos a asociar y categorizar sonidos como mamá, papá, miau, clicks, pops (cuando algo estalla) y otros tantos mediante la experiencia. Entender e interpretar lo que el oído transmite al cerebro es un proceso desarrollado desde sobrevivientes reacciones instantáneas (valga decir, el recuerdo de un sonido) hasta ideas que impulsan a la conciencia. De este modo, en el proceso de escuchar se conjugan el tiempo, la experiencia y la expectativa.

La consigna original es "elaborar un mapa sonoro de lugares donde estuviste en un día y basado en la música que escuchaste". Cambié la consigna porque en el transcurso de los días me di cuenta de que sería más divertido registrar sonidos de diversos lugares por los que ando en mi día a día. Con el objetivo de convertir lo ordinario en extraordinario (idea que tomé de Keri Smith), me saqué los audífonos y empecé a prestar más atención a lo que me rodea.

La elaboración de un registro de sonidos es un mini-proyecto que me tomó un buen tiempo y que por supuesto me encantó hacer. La lista de sonidos que me llaman la atención es interminable, en esta oportunidad presento una selección de los más representativos. Ahí va.

El transporte público de Lima.

Para los que vivimos en Lima es algo normal lidiar con el transporte público y todo lo que implica hacer un viaje dentro de estos vehículos que nos hacen la vida más emocionante(?) En estos días donde la inmediatez del internet -y todo lo que le rodea- gobierna nuestra rutina diaria, no es raro que pasar muchas horas dentro del carro sea una de las principales causas del stress. El promedio de tiempo de viaje de un limeño entre su casa y su chamba o centro de estudios es de 1 hora y media. Dicho esto, ahora lo entiendo (casi) todo:

Sobre el porqué de la música en alto volumen. 
Rpta: Es un viaje largo, hay que alegrar el trayecto.

Sobre los que se hacen los dormidos para no dar asiento.
Rpta: Nadie se baja hasta el último paradero, caray. 

Y qué hay de las personas que nunca abren las ventanas cuando todos nos morimos de calor. 
Rpta: Será que ya se aclimataron en sus asientos y creen que el resto está bajo la misma temperatura.

Qué bonito es cuando hay asientos libres ...awww
Audio 1
En una couster por las calles de Barrios Altos.
Nótese el sonido del carro ante los baches, la música en alto volumen, la típica voz del cobrador...



Audio 2
En un bus con chofer cobrador por la Av. Abancay.
Me llamó la atención el sonido de las monedas en medio del perturbante ruido del tránsito.



Audio 3
En una couster con rumbo a la Av. Venezuela sube un niño a vender bebidas y pedir colaboración para su hermanito. Lo grabé de casualidad.



El metro de Lima.



Hasta ahora no sé cómo hago para lograr subir al tren en la temida Estación Grau. Es horrible viajar apretada y más aún siendo mujer, pero no tanto como soplarse el embotellamiento de las horas punta. Gracias trencito por hacernos la vida fácil, sería bonito que hayan más como tú.

Dentro del tren es obligado que uno se olvide de los espacios privados. Si te incomoda que te invadan, ya fuiste. Hay un careo, un acomódese como pueda y benditos los que tienen de dónde agarrarse porque yo casi siempre termino haciendo uso de mi equilibrio. 

Y así como todos los que suben también bajan, el tren es un transporte que me gusta por su constante cambio en el trayecto. La apretadera es cuestión de minutos, luego eres libre para ir acomodándote. Aunque a veces prefiera no recordar del día que no pude bajar porque había mucha gente. Aquel día más por confiada que por distraída, me pasé una estación, y si bien luego tomé el tren de regreso, una señora me aterrizó con una famosa frase: aquí prima la ley del más fuerte. Triste pero cierto.

Lo que se resta en minutos, lo ganas en comodidad. A veces no hay más opción que tomar el tren en sentido contrario y paliar el caos junto "al métase como pueda" para después sacarle cachita a los que se quedan sin entrar. Y nuevamente voy a no sé cómo hago para subir al tren en la temida Estación Grau, y ahí me veo en una escena graciosa, siendo empujada por un hombre desde fuera del tren, ayudándome a entrar, para después notar la puerta cerrarse muy cerca de mi rostro mientras me preocupo un poco porque parte de mi manga quedo atorada. Cosas que suceden.

Audio 1
Llega el tren y voy repasando de memoria cómo se escucha: el sonido del freno, el abrir y cerrar de las puertas, las pisadas al entrar...



Audio 2
Dentro del tren rumbo a SJL. Estación Los Postes.
Nótese la conversación casualmente grabada, el cambio en el sonido entre el abrir y cerrar de puertas, la voz en off que nos guía entre paradero y paradero. ¿Qué otros sonidos identifican?



Audio 3
Un comodín.
Me ha pasado que varias veces la grabadora de mi reproductor portátil se ha activado sin darme cuenta, sobretodo cuando lo tengo en el fondo del bolso y voy apurada hacia algún lado. Esta grabación casual es del trajín matutino para abordar el tren en la Estación Grau (antes de la construcción del Tramo 2).



 La biblioteca.

Lo que voy a decir puede sonar medio nerd: me encantan las bibliotecas.Y si son de las que tienen estantería libre, aún más. Me paso horas revisando todos los libros antes de sentarme a leer uno solo.

Una de las bibliotecas a la que le guardo cariño es la Biblioteca Nacional de la Av. Abancay (ahora Gran Biblioteca Pública de Lima). Recuerdo las tardes en la sala de Historia, la de Literatura y en la de Ciencias Aplicadas; a veces buscando algo en concreto, otras solo chusmeando. En ese tiempo jugaba a ser investigadora, recopilando información para escribir la biografía de Manuel Gonzalez Prada o analizando la narrativa de Julio Ramón Ribeyro. En una época, llegaba y ya sabía a dónde ir, otras me quedaba mirando las exposiciones en el primer y segundo piso, a veces caminaba por los pasillos de las oficinas mirando lo que hacían los trabajadores. Todo eso entre los 15 y 17 años. 

Hace poco regresé y el reencuentro fue raro. De pronto me sentí más adulta, por no decir vieja. Ante un abrumador panorama de adolescentes saliendo de la sala de estudio, me di cuenta que la sala de Historia se había fusionado con la de Literatura y Arte, por lo que el espacio nos quedaba pequeño. Era evidente que los cambios me desorientaron y en una constante búsqueda de comodidad me hallé en la sala de referencia, donde junto a un grupo de maduros investigadores me refugié -o nos refugiamos- de la inminente tendencia de las bibliotecas a recibir menos gente; porque además del espacio, lo que falta es un buen lote de libros actuales de fácil acceso (y que nos nos manden a San Borja *insertar aquí meme de Meryl Streep en los premios Óscar 2015*).


Bajo esta línea de reclamo redescubrí la biblioteca de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, un lugar donde pude encontrar -por alguna temporada- un espacio propio para escribir. Además de estar gratamente sorprendida con la colección de libros que posee.

Audio:
Una tarde cualquiera en la biblioteca de la UARM.
Nótese los detalles que saltan en medio del aparente silencio: unas pisadas, lapiceros contra el escritorio, el sonido al pasar las páginas, las aves del jardín...


  Las caminatas.


Caminar es uno de mis ejercicios favoritos. Con música, sin música, sola, acompañada, con Liz, rutas largas, rutas cortas, el fin es desplazarse. Tal vez sea uno de los momentos en que más siento la vida girar, y eso compensa mi tendencia a la contemplación.




Audio 1
El sonido del parque por dónde estoy pasando mis días.




Audio 2
Pasando por la puerta de una guardería de casualidad escuché esto:



Audio 3
Caminando rumbo a hacer las compras.



***
Pauline Oliveros ha creado un término llamado Deep Listening que se refiere a aprender a expandir la percepción de sonidos incluyendo el continuum espacio/tiempo del sonido y encontrando todo tipo de vastedad y complejidad tanto como sea posible. Simultáneamente se percibe el detalle y la trayectoria. Dicha expansión significa que uno está conectado con todo lo que le rodea y el más allá. Asimismo, señala que los sonidos transportan inteligencia, ya que desencadenan ideas, sentimientos y memorias. La práctica del Deep Listening está orientada a facilitar la creatividad en el arte y en la vida.


* Para leer más sobre Deep Listening recomiendo visitar la página oficial (en inglés) 
* Todas las fotos de este post son de mi cuenta de instagram (mrcrzgtrrz)