Damnation: calma, oscuridad, congoja e hipnotismo


Cuando el hombre es movido por las cosas hacia la tranquilidad se instala en un estado de pasividad, surge una atención evidente hacia los objetos que lo rodean y empieza a contemplarlos y descubrirlos de una forma distinta puesto que parte de la calma. La música puede conferirnos eso actuando como un estimulante constrictor que nos ciñe a cierto grado de armonía mental, los sonidos son capaces de hacer que podamos reposar de los roces de nuestro andar diario. En este sentido, Opeth nos revela el Damnation como su otra faceta. Yo veo este material discográfico como un tranquilizante con fuertes dosis de oscuridad y subliminalmente hipnotizador.

Nos es costumbre que Opeth nos presente discos de rock progresivo con toques pesados de death metal, canciones llenas de furia destiempada medieval de una composición digna de elogiar. Es un hecho que Mikael Åkerfeldt, vocalista y compositor principal de esta banda sueca formada en 1990, fue dotado con el genio musical de la composición. En este disco se aleja de todo los estallidos precedentes y habitualmente construidos y se vuelca rotundamente a la más sencilla -por decir humilde- manera de dibujar sus visiones musicales para otorgarle a la calma un objeto digno de su alcance.

Al oír las canciones nos es familiar reconocer los arpeggios clásicos de Opeth, pero a medida que los segundos corren podemos apreciar como las guitarras distorsianadas han sido desterradas, los guturales estruendosos de Mikael han sido exiliados y los destiempos parecen haber sido tragados por la tierra de la ciudad de la luna (significado de Opeth sin ninguna intención de antemano cuando quedó como nombre de la banda). Y, en cambio, se adhieren strings como fondo de las guitarras acústicas y limpias, ayudando a tejer esa manta de oscuridad que envuelve al disco. En vez de los destiempos, se recurre a ritmos simples de batería que guían a un bajo que marca perfectamente los toques de bombo. Por su parte, la voz se muestra depurada, es decir limpia, y presenta muchas voces grabadas superpuestas que logran un aire de armonía vocal con un fuerte sesgo hacia lo parco.

Los punteos de guitarra merecen mención aparte. Los solos son humanamente emotivas, están llenas de estimulación emocional, tanto que llegan a adentrarse tanto en el oyente que se puede sentir los solos como expresión de nuestros lamentos.

Este disco nos permite expresar, a través de la música y lírica que vierte, nuestros sentimientos de tristeza y congoja; sin embargo, es curioso como al final no queda la sensación de desesperanza o pena, sino mas bien termina como empieza, concediendo tranquilidad. El mensaje es claro, después de la tormenta viene la calma.

Si bien es cierto, presiento calma, oscuridad y congoja en el Damnation, hay un punto imprescindeble, un factor clave que hace a este material especial. Más allá del cambio facético de Opeth, se encuentra el perno hipnotizador de toda la maquinaria detrás de la maravillosa composición musical. Existe un hiponotismo que emana de las 8 canciones, un "algo" cautivante, una forma de control mental al que inocente e inconscientemente somos expuestos y que nos atrapa hasta el último segundo de música. ¿En qué residirá este hecho atrayente? Estoy seguro que tiene que ver con la tranquilidad que se instala desde un inicio con "Windowpane", ya que para poder ser hipnotizados hay que estar calmados y con la mente en descanzo, lo que no quiere decir que dejemos de pensar porque uno nunca deja de pensar hasta que fallece.

Las letras que proceden de los temas se refieren acerca de la soledad, desesperanza y tristeza por la partida de alguien amado. Pero no hay que dejar que esto nos cegue del verdadero propósito de sentirnos acongojados. La intención no es desesperanzarnos como aparentemente parezca, en realidad, me parece claro que la procesión es necesaria, no obstante nunca será definitoria. El Damnation no quiere que nos sumerjamos en la pena enterna, su verdadero fin es tranquilazarnos dejando de lado las letras de dolor, que aunque pueda parecer difícil, solo la familiaridad con este disco nos revelará el fin que verdaderamente posee.

"Windowpane", "In my time of need", "Death whispered a lubally", "Closure", "Hope leaves", "To ride the disease", "Endindg credits" y "Weakness" son los temas que siguiendo la misma temática arrojan los cuatro componentes que servilmente me he dignado a detectar: la calma, la oscuridad, la congoja y el hipnotismo. Y si hay alguna canción que tenga que destacar sería "In my time of need" y "Endig credits"; la primera causa en mí algo especial, debe ser la melodía vocal, sobretodo la de la estrofa, simplemente hipnótico; y la segunda, que es instrumental tiene en el punteo de guitarra escrita la calma, y porque no, la esperanza que irónicamente pueda presenciarse en el Damnation.

Aquí, IN MY TIME OF NEED: