Este post pertenece a la sección Cine+Música. En este mes, con especial atención a las películas nominadas a los Premios Óscar en cualquier categoría.
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Como ya es costumbre todos los años me dedico una temporada a ver las películas que están nominadas a cualquier categoría de los Premios de la Academia. Menudo ritual elitista que no le hace mucha justicia a varias películas que por alguna razón quedan fuera de las nominaciones. Muy aparte de las pasiones que se pueden desatar de la revelación de los nominados, y más aún, de los ganadores, hay que asumir que los Premios de la Academia son la cúspide.
Los Premios Óscar marcan un inicio y un fin. Fin como el final de algo: después de esta ceremonia el ciclo de producción vuelve a iniciarse y las películas que se estrenan después de aquel día van con miras a su aparición en la próxima gala. Es por ello que mucha de los filmes que son competidores en este año se han estrenado en 2014. Acá en Perú, con suerte, podremos ver algunos filmes en los cines unas semanas antes de la ansiada ceremonia (22 de Febrero). Y fin como un objetivo: que persona ligada a la industria de las artes y el entretenimiento no desearía ser parte de este evento, ¿ni acaso un poquito?
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Ayer vi Whiplash una de las películas nominadas a la categoría de Mejor Película. Esta película está centrada en la obsesión que tiene un estudiante de música que toca la batería en un prestigioso conservatorio donde estudia. Desde principio a fin, se ve a Andrew Neiman, el joven baterista de jazz (Milles Teller) practicando hasta superar sus propios limites bajo la expectativa del profesor Fletcher (J.K. Simmons) quién está a favor de la presión psicológica y física para lograr lo extraordinario.
Los Premios Óscar marcan un inicio y un fin. Fin como el final de algo: después de esta ceremonia el ciclo de producción vuelve a iniciarse y las películas que se estrenan después de aquel día van con miras a su aparición en la próxima gala. Es por ello que mucha de los filmes que son competidores en este año se han estrenado en 2014. Acá en Perú, con suerte, podremos ver algunos filmes en los cines unas semanas antes de la ansiada ceremonia (22 de Febrero). Y fin como un objetivo: que persona ligada a la industria de las artes y el entretenimiento no desearía ser parte de este evento, ¿ni acaso un poquito?
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Ayer vi Whiplash una de las películas nominadas a la categoría de Mejor Película. Esta película está centrada en la obsesión que tiene un estudiante de música que toca la batería en un prestigioso conservatorio donde estudia. Desde principio a fin, se ve a Andrew Neiman, el joven baterista de jazz (Milles Teller) practicando hasta superar sus propios limites bajo la expectativa del profesor Fletcher (J.K. Simmons) quién está a favor de la presión psicológica y física para lograr lo extraordinario.
Fletcher es un personaje demoniaco, cuya filosofía no da crédito a las felicitaciones: “There are no two words in the English language more harmful than ‘good job,’ ”, dice en una de las conversaciones que tiene con Neiman.
Whiplash es intensa. Hay deseos de superación, ambición, de sobresalir y en medio está la presión familiar alrededor de la elección de la carrera como baterista de jazz. Fletcher recoge esas emociones y las usa para moldear e ir testeando los límites del joven aprendiz, quien en un primer momento es suplente en la banda de Fletcher (una de las más prestigiosas) y luego de una ardua prueba de habilidad con la bateria, Neiman logra ser el baterista titular. Su evolución fue, en gran parte, debido a los tratos exigentes de Fletcher. ¿Esta película justifica ese tipo de conductas hacia un alumno? Desde mi humilde opinión creo que Neiman desde antes de conocer la metodología de Fletcher ya tenía esa visión (obsesiva) de ser el mejor baterista de jazz. Fletcher fue el detonante.
Neiman es salvado de si mismo luego de casi perder la vida en su camino a la excelencia. Sangre, sudor y lágrimas hasta el final de esta película. Con estos ingredientes Neiman logra desafiar a Fletcher y pasa de tratar de agradarlo a desafiarlo. Venturoso desenlace.
Whiplash es una de las canciones que Neiman se aprende de memoria. Caravan es la canción en donde logra plasmar los intensos días de práctica en el solo de batería que te va a dejar con los bellos erizados y con las ganas de escuchar más jazz.