El feminismo no es una mala palabra

Estoy leyendo sobre las mujeres en la colonia. Nunca me puse la etiqueta de feminista o algo por estilo, aunque siempre me interesaron los temas referentes a las mujeres. Hace poco una de las preguntas en el examen de titulación que rendí nos cuestionaba acerca de la relación entre el tema de investigación y los intereses personales del investigador. ¿Por qué elegí un tema sobre mujeres? ¿Por qué ese y no otro? Por más que desvíe el foco de atención hacia otros aspectos, finalmente saltan los temas de la jerarquización, la sociedad patriarcal, el odioso control hacia las mujeres y todo lo que atañe. 

Luego me seguía cuestionando acerca de mi interés por el periodo colonial. ¿Será por las fuentes? ¿Por las mezclas? ¿Por el trabajo de lectura en los archivos? ¿Por qué estudiar un periodo tan lejano? ¿Es realmente necesario estudiar la colonia? Siento por ratos una sobrecarga de información que no sé como transformarla ¿Cómo se hace la unión entre el pasado y el presente?

Hasta que me topé con un libro que no dejo de leer, el cual me ha refrescado las ideas y me ha devuelto el sentido en cuanto a la importancia de investigar el pasado sin desligarse del presente. Se supone que lo compré porque me interesó un artículo sobre las mujeres, y ahora ando pegada a los artículos sobre los amixers, sobre el gordo Gonzales y Gastón Acurio, sobre la utopía del blanqueamiento, la homofobia, entre otros. La historia es global, me digo a modo de consuelo. 

Regreso al tema de las mujeres reflexionando sobre lo que voy leyendo en el libro de Ann Twinam acerca de los roles de género, el honor y la ilegitimidad en Hispanoamérica. Más tarde recuerdo que leí en aquel artículo que me llevó a comprar el libro referido, que en nuestros días aún no hay una ruptura total con el código de honor. Y mientras estoy sentada en el sillón de la sala pienso en el artículo de María Emilia Yanaylle García sobre los condenados, donde en alguna parte reflexiona sobre la ética andina y la justicia de género. Tomando como base los escritos de Irene Silverblatt, la autora señala la pérdida de poder de las mujeres frente a los hombres en un "mundo que se ha invertido" (recordemos que antes de la conquista las mujeres podían ocupar cargos importantes). 


Esta semana Juliette Lewis publicó esto en instagram:

Una foto publicada por Juliette Lewis (@juliettelewis) el


"No sé porque las personas son tan renuentes en decir que son feministas. ¿Puede haber algo más obvio que aún estemos viviendo en un mundo patriarcal cuando feminismo es una mala palabra? -Ellen Page.

A lo que añadió:



"Feminista es cualquiera que reconozca la igualdad y la total humanidad de las mujeres y los hombres" - Gloria Steinem

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Entre ¿qué culpa tiene Fatmagul?, la ley de aborto por violación, Piscoya, el loco calato y la infaltable nota en los noticieros que nos cuenta -una vez más- que una mujer fue golpeada o asesinada por su pareja, ¿declararse feminista es aún mal visto? ¿No es acaso una necesidad?